sábado, 6 de agosto de 2011

Nuestro Pacto


Teniendo la convicción de haber sido guiados por el Espíritu Santo a aceptar al Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal y habiendo sido bautizado en virtud de nuestra profesión de fe, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora en presencia de Dios, de los ángeles y de esta congregación, hacemos pactos los unos con los otros de la manera más solemne y gozosa como un cuerpo que somos en Cristo: (Juan 1:12; Mateo 28:19; 1Cor. 12:27; Romanos 12:4-5; Juan 15:5)
Prometemos, ayudados por el Espíritu Santo, andar juntos en amor cristiano; procurando el adelanto de esta iglesia en conocimiento, santidad y bienestar; promover su prosperidad y su espiritualidad, sostener su culto y ordenanzas, disciplina y doctrina, contribuir fija y gustosamente para el mantenimiento del ministerio, los gastos de la iglesia y el socorro de los pobres y el entendimiento del evangelio por todas las naciones. (Malaquías 3:10; Romanos 6:3-14; 1 Corintios 1:10, 16:2; 2 Corintios. 9:6-7; 2 Pedro 3:18)
Prometemos cultivar una devoción familia y privada; educar bíblicamente a nuestros hijos, procurar la salvación de nuestros parientes, demás amistades y toda la humanidad en general, andar con circunspección (prudencia) en el mundo; ser justos en nuestras acciones, fieles en nuestros compromisos e irreprochables en nuestra conducta, evitar la chismografía, la difamación y el excesivo enojo, abstenernos de la venta y uso de bebidas intoxicantes, tabaco y cosas semejantes, ser celosos en nuestros esfuerzos por el engrandecimiento del Reino de Dios. (Proverbios 22:6, 23:29-32, 26:20; Mateo 5:13-16, 6:6, 12:36; 1 Juan 2:15; 1 Corintios 15:58; Colosenses 3:17; 1 Tesalonicenses 5:22; Hebreos 13:20-21)
Prometemos cuidarnos los unos a los otros con amor fraternal; recordarnos mutuamente en oración, ayudarnos unos a otros en las enfermedades y en los infortunios; cultivar la simpatía cristiana en el sentimiento y en la cortesía de la Palabra, ser tardos para ofendernos y prestos para reconciliarnos; abundando en los preceptos de nuestro Salvador para obtener la reconciliación sin tardanza. (Mateo 18:21-22; Marcos 2:1-5; Colosenses 4:6; 2 Tesalonicenses  3:14-15; Santiago 5:16)
Prometernos finalmente, que cuando tengamos que cambiar nuestra residencia a otro lugar nos uniremos tan pronto como sea posible a otra iglesia, en donde podamos continuar desarrollando el Espíritu de este pacto y los principios de la Palabra de Dios. (Hechos 18:27; Hebreos. 10:25)

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